En la Copa América Centenario Chile no se ha visto bien. En lo personal creo que el equipo adolece de un número 10, como Chile no hay otro que Jorge Valdivia, a Chile le pena un mago. El equipo se ve desordenado, a pesar de jugar con tres hombres arriba el equipo no llega con claridad. No voy a enseñarle yo al señor Pizzi a preparar un equipo, pero es sabido que gran número de delantero no te asegura mayores y mejores ocasiones de gol.
En mi opinión, si Chile no logra controlar el medio campo, Chile pierde el rumbo y queda preso de las individualidades de Sánchez, Vargas, Vidal, Aránguiz o Díaz. Chile sin un organizador deja de ser un equipo y se transforma en un cumulo de habilidades individuales lanzadas en un campo de juego, eso lo puede hacer cualquiera.
- El partido con Argentina se puede perder o ganar, lamentablemente Chile lo perdió. El problema es que el “tata” Martino te gane la partida de ajedrez, es decir en un desafío intelectual no puede dejarte sin respuesta un técnico que hizo jugar mal al Barcelona. Ese fue el primer round que perdió Pizzi. Pero no culpemos sólo a Pizzi y la iluminación divina de Martino, además jugaron diversos factores como:
- Alexis Sánchez y su excesivo individualismo, Alexis “son buenas las vitaminas, pero de a una” como dice el señor Palma.
- El primer gol fue absoluta responsabilidad de Claudio Bravo. Un axioma del fútbol indica: el primer palo, es palo del arquero. La idea de este postulado es obligar a que el delantero deba cruzar la pelota al segundo palo, así dificultarle la definición.
- El segundo gol fue de una mala suerte enorme. Un rebote y va nuevamente al primer palo del arquero chileno, nada que hacer.
Por lo menos Chile logró descontar. Por ultimo nos hemos acostumbrado a tener la idea de ganarle a Argentina. Recuerdo épocas antiguas, casi tan oscuras como la edad media donde al cruzarnos con Argentina pensábamos en perder por menos de 3 goles.
El partido frente a Bolivia se dio como debía darse. No todos los partidos se va a golear a Bolivia. Recordemos que los “bolos” también juegan. Sumemos las motivaciones patrióticas que tiene los jugadores y el último round geopolítico de la demanda que Chile interpuso en la Haya por las aguas del Silala. O sea, los altiplánicos venían ultra motivados.
Lo que pudo ver sobre ese partido más allá del triunfo agónico chileno es la siguiente situación: Todos recordamos Francia 1998 ¿verdad? Para los que no recuerdan: Chile iba derrotando 2-1 a la poderosa escuadra italiana en su partido de debut. Chile debió y mereció el triunfo, pero un árbitro que vivirá en la infamia cobró una mano del defensa Ronald Fuentes que para muchos no fue, para otros si fue y para el resto quedaba a criterio del juez. Sorpresa, el señor Lucien Bouchardeau marcó penal e Italia pudo empatar 2-2 el cotejo.
El penal se cobró porqué Italia es Italia. Las potencias no pueden quedar fuera en primera ronda, deben asegurar su paso a la segunda ronda, ya que son ellas y su palmarés lo que aseguran un buen e interesante espectáculo que se traducirá en un buen ingreso de dinero.
18 años tuvieron que pasar, una Copa América se debió ganar para contar con los favores de potencias como Italia. El penal cobrado por el árbitro en el partido contra Bolivia es igual al de Ronald Fuentes en Francia 1998. Los más nacionalistas pudiesen pensar que fue realmente penal, pero era una jugada absolutamente subjetiva, sujeta a la interpretación del árbitro. La interpretación del juez fue conducida por el espectáculo, el peso internacional de los jugadores chilenos, la Copa América de los chilenos y la necesidad de contar con un equipo que ha escalado en el ranking FIFA.
Al fin pasamos la categoría de cuadros comparsa. Ya no somos una selección comparsa que se invita por obligación, necesidad de transparencia o para ser goleada como Haití. Hoy por hoy, Chile pesa. Hemos subido de categoría, hemos escalado gracias a jugadores prodigio.Hoy, Chile mete menos miedo, pero más lobby.
Mauricio González Seguel. @gmauricio554