Durante la última década la aparición de las barras bravas en el fútbol chileno ha sido un constante problema para la seguridad en los estadios.
El Plan Estadio Seguro fue una iniciativa que nació en abril de 2011 como una forma de contrarrestar el poderío que habían adquirido las llamadas barras bravas en el balompié criollo y frenar los actos de violencia en los estadios. Una medida que no ha sido del todo popular por considerarla extrema en ciertos aspectos, por prohibir el bombo por ejemplo, y criticada por muchos barristas y algunos jugadores.
Sin embargo, hay que tener claro que esta iniciativa gubernamental tiene su nicho en cortar de raíz las relación entre las instituciones deportivas y sus hinchas, es decir, que no existan vínculos entre dirigentes y barritas como regalo de entradas y financiamiento de viajes. Y es ese el principal problema puesto que ese nexo ha sido muy difícil de terminar, ya sea por la ineficiencia del mismo sistema y principalmente por la poca voluntad de aplicar la ley tanto por las autoridades públicas y del fútbol.
Una situación que tiene su origen en alianzas hechas por antiguos dirigentes como Peter Dragicevic y Rene Orozco quienes como una forma de validad sus administraciones en Colo Colo y Universidad de Chile le dieron un poder a las barras que al final no pudieron controlar. La Garra Blanca y Los de Abajo son los principales emblemas de la violencia en el fútbol que ha traído inclusive muertos y alejado a la familia del fútbol del estadio.
Estas barras a las que hay que sumar la de Universidad Católica y otros clubes se sienten con tanto poder que creen que tienen injerencia y voz en la dirección de los clubes, o sea, involucrarse en la contratación y despidos de técnicos y jugadores, además, de amenazar a futbolistas si su rendimiento no es el esperado para las expectativas del equipo.
Carlos Muñoz fue el primero en enfrentar a una barra cuando estaba en Colo Colo denunciando que recibió amenazas de parte de los líderes de la Garra Blanca en especial de Francisco Muños alias “Pancho Malo”. Años atrás Héctor Pinto renunció a la banca del cuadro azul por recibir amenazas de muerte y podemos sumar lo ocurrido este fin de semana con Universidad Católica cuando supuestos hinchas lanzaron huevos a la cancha en forma de crítica a sus jugadores.
Plan Estadio Seguro puede tener sus fallas y cosas que a uno le pueden molestar pero es innegable que es la primera vez que se ha querido frenar la violencia en los estadios y acabar con estos mal llamados hinchas que se creen con el derecho de gobernar los clubes. Se pueden hacer mejoras pero es sumamente importante que los clubes apoyen la medida y el fútbol vuelva a ser una fiesta familiar.
Manuel Quinteros Guerrero.