Ante tantas loas por el buen juego de la roja, hemos olvidado las abundantes equivocaciones y conspiraciones con las que el DT ha transitado en nuestro fútbol.
Cuando el entrenador sonó por primera vez como candidato, esbocé una sonrisa por el entusiasmo que me generaba solo pensar en que mi selección jugaría como la U agresiva de la copa sudamericana. Pero todo comenzó mal, la forma en que se desvincula Claudio Borghi ya hacia ruido en mi inocente amor por el fútbol. Sampaoli se candidateó estando un colega haciendo su trabajo. Es más, muchas voces insinuaban que los jugadores azules estaban coludidos con el otrora entrenador estudiantil.
Recuerdo momentos del entrenador en que estando al mando de la Universidad de Chile no facilitaba sus jugadores a la roja, todo muy poco transparente, siempre insinuando lesiones poco claras y alegando poco compromiso de la selección con los clubes. Podemos o no estar de acuerdo, pero desde que él es la autoridad de la selección, ha tenido todas las comodidades y jamás un club o jugador se ha negado a los petitorios del seleccionador.
Ahora irrumpiendo en el plano netamente futbolístico también deja muchas interrogantes porque siendo un entrenador vistoso y agresivo comete deplorables errores que lo alejan de la elite de los entrenadores de primera categoría. Hablo por ejemplo de la mala elección de jugadores desde la Universidad de Chile hasta la selección. En la U jugadores como Morante o Civelli quienes fueron expresamente pedidos por el DT, jamás funcionaron y pasaron a ser cachos para los dirigentes azules. En nuestra selección también lo hemos visto haciendo errados cambios y no eligiendo a los jugadores idóneos para defender a la roja. No me olvidaré del cambio en Perú en su debut o de las modificaciones en Colombia cuando Chile daba una portentosa muestra de buen fútbol. En el mundial sin ir más lejos en el partido contra la replegada Holanda por ejemplo, nuestra selección no tuvo claridad y sus cambios fueron reprochados por todo el medio y fanaticada. Sabiendo que contra un esquema cerrado se necesita la precisión y claridad que Jorge Valdivia el jugador más cercano a eso nos podría haber dado al igual que contra el peor Brasil de la historia, ya que Valdivia más allá de todos sus pergaminos en la cancha juega en ese medio y sabemos que la motivación que tenía de jugar contra la verde amarilla lo habría hecho nuestra mejor arma y quizá la historia sería distinta. Estacionándonos en el mundial hay mucho que decir, es imperdonable a esta altura no haber entrenado penales por ejemplo, o mantener jugadores que no estuvieron a la altura de dicho certamen, hablo de Vargas e Isla que mostraron un bajo rendimiento y el entrenador no tuvo la convicción ni el aplomo de dejarlos en la banca. También en el mundial corroboró su apodo de “lesiona jugadores”, es muy conocido que con la exagerada tarea de su acondicionamiento físico los seleccionados que venían de agotadoras temporadas en sus clubes estuvieran propensos a lesionarse. Este es el caso de Medel nuestro heroico jugador que gracias a su fuerza y amor por la camiseta hizo una labor encomiable. ¿Pero estuvo bien que Jorge lo arriesgara?, creo que no, porque ante todo está la salud del jugador. ¿Hacer jugar a Vidal y arriesgarlo a una lesión mayor?, también habla de su egoísmo y mala labor. Como hincha estoy totalmente agradecido de estos grandes jugadores y compatriotas, pero usted don Jorge deja mucho que desear.
Por otro lado quiero decirle a Jorge Sampaoli que lo que hizo con Marco González es una canallada. El jugador dejó de percibir sueldo en Flamengo para venir a entrenar con usted y ser uno más de la lista. Recuerde usted fue quien se lo pidió y a última hora lo desvincula de la selección y todo el esfuerzo del futbolista fue en vano. Quiero destacarle que la envergadura física de Marco era completamente necesaria, que su juego aéreo en ambas áreas es inigualable y además la decencia nunca está de más en un plantel.
Esto fue parecido a la historia de amor y desamor con Esteban Paredes, jugador que fue la figura del triunfo ante Uruguay y que luego fue dejado en el olvido. No se trató con la honestidad que merece un jugador y moralmente habla mal de la ética de Jorge Luis, quien finalmente lo lleva al mundial en clara muestra de su inestabilidad y poca certeza electiva.
Ya estoy enojado son muchos los desacuerdos que tengo con usted. Ni hablar de sus nacionalizaciones, acaso en Chile no hay futbolistas capaces de cumplir las tareas en la cancha. Cada vez son más sus sondeos de posibles nacionalizados, y le recuerdo que acá en el último lugar del mundo existe una raza que ama el fútbol y que goza con su selección. Queremos ver chilenos defendiendo a Chile. No lo olvide.
Para también expresar aún más mi poca empatía con usted déjeme decirle que me generó incomodidad ver que usted fuera el rostro de un banco siendo otro banco el auspiciador oficial de la selección. Eso no está bien, el entrenador que dirija a mi país tiene que tener valores y amar el fútbol. Similar sensación me dejó su poca claridad al referirse a su renovación, teniendo todo un país expectante con sus supuestos coqueteos del fútbol extranjero. Pido transparencia y honestidad, un cuerpo técnico con ética y moral, no mercenarios que se muevan por dinero, así no me identifico con el capitán del barco rojo de goles.
Sin querer denostarlo creo que no está a la altura de lo que es un seleccionador integro. Todos mis argumentos son con clara alusión a su proceso que espero concluya ganando la copa América, pero con un entrenador que reconozca sus errores y que éticamente esté a la altura.