Un segundo mundial en Chile sería hermoso. Y chistoso.
Hace pocos días salió la noticia de que Jadue quiere postular a Chile como sede de la Copa del Mundo para el año 2030. Dependiendo de los resultados de la organización de la Copa América y el Mundial Sub-17. Y aunque ambos eventos aún no dan el puntapié inicial, ya se empiezan a ver pequeños grandes papelones. Canchas que no están listas, dineros ocupados y repartidos de forma sombría y a la que te criaste, reglamentos hechos a medias, con vacíos legales. Sería un Mundial a la patá y el combo.
Las cosas pueden variar dentro de 16 años, es obvio, sin embargo, en nuestros políticos y dirigentes corre ese ADN que los obliga a hacer papelones. Hace poco solamente salió como se les va a quitar dinero a los deportistas olímpicos, para subsidiar entradas para el Mundial Sub17. ¿A quién le importa tanto un Mundial Sub17 como para ir al estadio? Honestamente, sólo a los familiares de los jugadores, algunos amigos, y otros hinchas acérrimos de las selecciones. Es una competencia de gran impacto en el futuro futbolístico de las selecciones participantes, pero de baja interés como espectáculo, como para restar dinero de entrenamiento de gran parte de los deportistas que sí estarán dentro de competiciones importantes en los próximos años.
La construcción es otro tema. No me imagino como podrán lograr realizar estadios mundialistas, en un país en donde no nos alcanza ni para la etiqueta de “Dignos” creo que en todos los aspectos, no podremos encontrar algo que siquiera se acerque a algo “Óptimo”. Los estadios que se han construido para Copa América son bastante bonitos, aunque algunos aún estén sin terminar, se ve que van por buen camino, sin embargo, ¿Qué tendremos que sacrificar para lograr la construcción de ellos? ¿Salud? ¿Educación? ¿Transporte? Así es como funciona la cosa acá.
En fin, igual sería un sueño ver a Chile siendo sede del Mundial. Después de todo, el Mundial del 62 se recuerda con cariño por quienes tuvieron la suerte de vivirlo, y sería bastante bonito escuchar un Estadio Nacional repleto, moderno, lleno de hinchas chilenos cantando el himno nacional.