La agenda futbolística mundial estuvo marcada esta semana por el anuncio de los candidatos al premio al balón de oro (mejor futbolista) y mejor entrenador. Para mi este tipo de premiaciones carecen de credibilidad ya que tienen más que ver con un reconocimientos a las marcas asociadas al futbolista que con el merecimiento. La elección, por parte de la FIFA, de Messi como mejor jugador del mundial de Brasil viene a refrendar esto, todos sabemos que “la pulga” estuvo lejos de ser el mejor, como también sabemos que este año Iniesta e Ibrahimovich (candidatos) no han hecho más que Vidal y Sánchez, quienes no están en las lista de 23 candidatos al balón de oro. Dicho esto -que creo que es necesario poner en su lugar- pasemos al tema que domina la agenda nacional y que si creo tiene una relevancia máxima para el fútbol chileno: estoy hablando del clásico universitario.
Presión. Creo que es el concepto que recubre el partido y que es la sensación compartida por ambos elencos. ¿Por qué esta presión seria mayor a la de otros clásicos? Bueno, porque a Julio Cesar Falcioni lo trajeron para enmendar los errores de católica en las campañas anteriores y no está teniendo una buena temporada, situación que lo tiene muy cuestionado por los dirigentes e hinchas cruzados. De ganar este clásico el DT argentino podría mitigar las críticas y extender su delicada permanencia. En el caso contrario, su salida agravaría aún más la crisis de la UC, que la tiene con una sequía de copas de hartos años…El triunfo de Colo-Colo en el último superclásico fue un golpe, que en propias palabras de los jugadores, afecto al interior del plantel azul. La U venia puntera-invicta y a con una cómoda ventaja de puntos en la tabla, con la derrota ante los albos asomaron las dudas y se removió esa estructura sólida construida por los azules en 8 fechas. La presión se hace presente aquí, porque Martin Lasarte lo último que necesita son vacilaciones que puedan detonar experiencias complejas vividas en el pasado. En su paso por Universidad Católica obtuvo 3 subcampeonatos (2 torneos nacionales y una copa chile), que aunque él diga que es un muy apreciable record, no deja de pertenecer a los “casi” y a nadie le gustan los “casi”. En su posición, si me topara con derrotas tendría que poseer nervios de acero para no pensar en el segundo lugar como fantasma. De todas formas, a Falcioni le queda respaldo en la católica, aunque “es urgente ganar” dice y la U de Lasarte se ubica en el primer lugar.
De realidades dispares hablan los antecedentes para estos dos técnicos en relación al clásico. La memoria del uruguayo alberga varios de estos partidos -en ese momento dirigiendo a Universidad Católica- el último de estos es más recordado por el proyectil a Meneses y el portazo de Yuraszeck que por el juego exhibido. En la otra banca Falcioni solo puede repasar el haberle ganado con Boca Juniors la semifinal de la copa libertadores del 2012 a los azules. Estos datos no son determinantes, pero si juegan en la psiquis de cada competidor. Remitiéndose exclusivamente a lo expresado por los equipos, parecieran no existir contradicciones de cara al clásico. Lasarte dejó muy claro que “Estoy convencido de que vamos a ganar el título” aunque reconoce que “hemos jugado mejor la primera mitad del torneo que la segunda”. En la misma tónica de la autocrítica, el capitán de la católica, Cristian Álvarez, también entrega su visión del partido “en estos momentos no creo que tengamos fuerzas parejas tanto futbolísticamente como sicológicamente” y afirma que “la presión la tienen ellos, si hacemos un gol primero, se les vendrá el mundo encima”.
Volvemos a la presión que más que otras veces están sometidos ambos equipos. Los dos tienen mucho que perder: un entrenador por un lado y un campeonato por el otro. Falcioni temblaría en el puesto si no obtiene un resultado positivo, por eso los jugadores serán como peones defendiendo su rey o en este caso su emperador. Además los cruzados deben saber que a pese a no competir por la copa, tienen un papel preponderante en la definición del campeón (más adelante juegan con Colo-Colo). Pasando a la otra universidad, para la moral de la U sería muy dañino no ganar ninguno de los dos clásicos. Otro factor que aumenta la presión en el CDA es el acecho de los albos, conjunto beneficiado con un envión anímico en esta última recta. En esta materia, la reparación moral de los dirigidos por Lasarte será fundamental para hacer respetar la diferencia de puntos. En conclusión, clásico es sinónimo de partido bisagra, para bien o para mal.
Estoy consciente de que una de las cosas que hace grande a un equipo es saber manejar la presión. A veces a un jugador le puede pesar la camiseta, pero eso lo puede compensar el equipo, el problema aparece con el entrenador, quien es la única individualidad de un “equipo grande” que puede arrastrar a la derrota a su club. Bajo la lupa, un DT y su club se agigantara y el otro se quemara como una hormiga. Queda por ver qué universidad utiliza la presión como adrenalina positiva y cual sucumbe al peso de esta misma.