A la hora de almuerzo de la semana pasada me acerqué al puesto de un compañero de oficina y además compañero de colegio, a quién le pregunté acerca de su opinión del triunfo de la Católica frente a Colo-Colo. Nos pusimos a revisar los videos y concordábamos del desatape que había tenido Diego Rojas en ese partido. Ese mismo día mientras almorzaba, tratando de liberar un poco la cabeza de las tareas laborales de la semana, me topé con una noticia de un diario nacional que indicaba algunos cambios en el reglamento del fútbol chileno. Jadue declaraba que habría cambios en las políticas de juveniles y extranjeros. Dos aspectos que al menos generan algo de debate y que son dignos de poder analizar. Horas más tarde leía que se exigirá a los clubes un mínimo de minutos en cancha para los juveniles durante el transcurso del campeonato y se reducirá el número de extranjeros inscritos y en cancha en nuestra competencia.
Es importante tener en consideración que ambas políticas van de la mano, sin embargo creo que son algo reactivas. Digo esto debido a que los torneos juveniles carecen de competitividad. Se han tomado decisiones que no fomentan a los jóvenes futbolistas de nuestro país. Por otra parte cuando uno u otro logran resaltar en alguno de los clubes, hay dirigentes y técnicos que prefieren traer a un refuerzo que los termina tapando y relegando a la banca. Ese mismo día nos preguntábamos ¿cómo un equipo como la Católica no iba a tener un arquero juvenil que le haga el peso a un discreto Constanzo? Esto teniendo en claro que Cerda no lo es. Cada amigo hincha de Católica que tengo, ruega para que Toselli vuelva pronto de su lesión al arco de los cruzados.
Los anuncios del presidente de la ANFP también se ven contextualizados posterior al fracaso de los tres clubes que nos representaron en la edición que aún se desarrolla de la Copa Libertadores. Colo-Colo, Palestino y la Universidad de Chile no pudieron avanzar a octavos de final y lo que es aún más preocupante, mostraron un nivel muy inferior ante sus rivales. En el último tiempo han estado más preocupados de repartir la torta a los equipos mal llamados chicos más que de estar interesados en sumarle competitividad a nuestra Liga. Los equipos están preocupados de vender rápido para obtener liquidez más que de consolidar una forma de juego y retener a sus futuras estrellas. Hay una distribución de cupos para las competencias internacionales que cuesta entender. Fórmulas, requisitos y términos excluyentes parecieran ser las opciones favoritas para programar un campeonato. Esas mismas ideas “brillantes” han llevado a que si un equipo juega la Copa Libertadores el primer semestre, el segundo no puede jugar la Copa Sudamericana, a no ser de que cumpla requisitos impuestos por estos dirigentes.
Lo único que espera el hincha del fútbol es que las decisiones que tomen ellos no sólo se basen en las utilidades y en cómo van a poder vender a los jugadores con mayor rapidez. Lo que el hincha busca de ellos es muy similar a lo que busca de los jugadores, que tengan la convicción y el profesionalismo para traer glorias a nuestro fútbol. Queremos ganancias deportivas y no sólo económicas.