“La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño” Friedrich Nietzsche
Pegar en el palo es un concepto utilizado como modismo chileno para referirse a una situación que estuvo a punto de suceder, pero que finalmente no se concretó. Aunque redundante y casi un lugar común para referirse a la idiosincrasia nacional, la figura de “pegar en el palo” no queda obsoleta, y grafíca con precisión la historia de Chile. El palo de Mauricio Pinilla en el mundial de Brasil, vendría a ser la acepción más moderna de este término, constituyéndose en sí mismo como la última cuasi hazaña del representante criollo. Las secuelas de numerosas proezas incompletas, han hecho que la cualidad de pegarle siempre al palo se haya vuelto un trastorno crónico del país. Por supuesto que hay excepciones a la regla, como los casos de: Massu y González en las olimpiadas, el número 1 de Marcelo Ríos, la Copa Libertadores colocolina y la Copa Sudamericana de Universidad de Chile, sin embargo estas no pasan de anécdotas puntuales. Nombro casos deportivos porque de ahí viene el dicho y dado que la expresión deportiva es más didáctica, pero en realidad el fenómeno de “pegar en el palo” no termina en una cancha, extendiéndose a todas las ramas de organización conductual del chileno.
La historia es un factor esencial para entender cómo moverse en el Chile contemporáneo. Ella nos restringe de o nos permite tener al alcance un objeto concreto-abstracto del cual afirmarse en la derrota y del cual impulsarse previo a las victorias. Sin antecedentes positivos, es muy difícil tener la moral en alto para “meterla adentro”. Es como llegar una entrevista de trabajo sin curriculum vitae. Resulta en extremo insuficiente apoyarse en los dos premios Nobel de poesía que tiene el país, ya que la poesía no es un área del conocimiento humano que logre identificar a demasiada gente y además sirva como bandera de lucha en las guerras diarias. La política podría ser ese estandarte, pero los políticos chilenos en conjunto con los empresarios han demostrado a lo largo de la historia –desde el exterminio mapuche, pasando por la dictadura militar, hasta los casos de corrupción actuales- que son antipatriotas, entonces no harán más que socavar la larga y angosta franja como medio para sus fines. El arte también podría, pero haciendo eco de la cultura imitadora imperante en Chile, los músicos, pintores, bailarines, escritores, etc, han preferido influenciarse más de la cuenta -por decirlo así- desperdiciando la única forma de destacar; rescatando tradiciones propias y más que nada siendo autentico. El deporte, fundamentalmente el fútbol, también podría, pero como tendencia, si es que el penal no va para afuera como en el 82, la pelota da en el palo (con las excepciones de al principio).
El ánimo de estas palabras no apuntan hacia un reproche pesimista o chaquetero, sino que es una invitación a escalar ese último peldaño que nos conducirá a la concientización absoluta de nuestras falencias, lo cual al mismo tiempo nos permitirá descargar esa gran mochila de fracasos (botar la mufa) obteniendo así un próspero porvenir. Basta con que toque la malla una vez para que se vaya el miedo de tocarla para siempre. Lamentablemente el palo de Pinilla se utiliza para afanes comerciales en spots publicitarios, perdiéndonos la oportunidad colectiva de catarsis real. Lo importante es transmutar la actitud negativa en una positiva, pase lo pase. Si, pase lo que pase. Sin atención a las rutinas de humor facilistas, a nuestros retrógrados comunicadores en los medios y menos a nuestras autoridades políticas. Todos ellos han dado muestra de haberse quedado en un pasado que no guarda concordancia con el talante de estas nuevas generaciones.
Los futbolísticos son los únicos acontecimientos que unen a todo Chile de forma voluntaria. Por eso son una gran oportunidad para generar una atmosfera positiva. No de nacionalismo ni de fanatismo, más bien de generosa convivencia y detonadora de cambios. Con esto quiero decir, pintar el calendario con una fecha (ej: Copa América) que todos recuerden con cariño. “El día o semanas que hicimos las cosas bien”. Si no se gana no importa, el otro fue mejor. Lo importante es que “ingrese”. Y para que deje de “pegar en el palo y toque la red”, es imprescindible ser maduro, o sea empoderarse de la situación y no dejar en manos de terceros (políticos, empresarios, estrellas del espectáculo, etc) el destino de Chile. Cada uno tiene un lenguaje propio que con o sin educación puede convertirse en una acción de cambio. A la espera de condiciones educativas decentes, el ejemplo de los seleccionados chilenos que jugaran la Copa América es incuestionable. No tanto por los valores que puedan llegar a trasmitir a la juventud, sino que más bien por el espíritu perseverante y optimista que reflejan en cada instancia de un partido, personas que han alcanzado la madurez.