“Quiero evaluar si tengo la energía, si tengo la capacidad para renovarme en el éxito y si puedo estar a la altura de los próximos desafíos” algo así decía Jorge Sampaoli tras ser campeón de la Copa América, cuando se le preguntaba por su continuidad a cargo de la Selección chilena. Ampliamente he criticado en varias columnas la integridad moral del técnico de la roja. Una y otra vez Sampaoli da muestra de ambivalencias éticas en su labor profesional que lo liga a Chile. No vale mucho la pena volver a enumerar esas distintas ocasiones en donde el casildense opta por un personalismo indecente o juega al misterio, rayando la hipocresía. Ahora, cuando mantiene un contrato vigente con el seleccionado nacional -que se extiende en el mejor de los casos hasta el mundial del 2018-, Sampaoli deja abierta las puertas de salida y según filtraciones, se habría reunido con dirigentes mexicanos para sellar su llegada al Tri y con emisarios brasileros que lo quieren en el Inter de Porto Alegre. Y lo importante no es que esta transacción millonaria se haga o no, lo sustancial es que Sampaoli está convirtiendo en costumbre la reunión laboral a espaldas de sus empleadores y peor todavía, a escondidas del país. La primera de estas juntas maliciosas fue la recordada reunión con Sergio Jadue, en simultáneo a cuando Borghi aún era el entrenador de la selección nacional y Sampaoli seguía vinculado a la Universidad de Chile.
La deshonestidad o falta de rectitud abunda, por ende sin sorprenderme tanto las acciones de Sampaoli, yo responsabilizaría primeramente a la ANFP y luego al país entero por tolerar este tipo de conductas que se repiten en todos los ámbitos de la vida, aún más en una casta de corruptos poderosos. Los forasteros o vacas sagradas locales deben entender que las victorias no te dan un cheque en blanco para hacer y deshacer las esperanzas de todo un pueblo y para eso es necesario que la misma comunidad futbolera no traspase el poder absoluto a sus “ídolos” o personajes rentables económicamente. En primera instancia, es imprescindible que las personas piensen por sí mismas, es decir que busquen distintas fuentes de información y sepan procesarlas concienzudamente. La siguiente declaración del presidente de la ANFP “Es lógico (¿lógico?) que un técnico como Jorge Sampaoli, para mí el más exitoso (una obviedad) de la Selección Chilena en la historia, tenga muchas tratativas de equipos. Siempre me lo comenta, pero no ha sido tema nuestro (¿de quien entonces?)”, lleva a pensar que todo está bien, sin embargo viéndolo desde un punto de vista crítico, estamos frente a una frase con aires de optimismo infundado, llena de ignorancia e irresponsabilidad.
Y para obtener orientación en este mar de incongruencias, no queda otra que referenciarse con hechos similares. El caso más próximo en tiempo e interés es el quiebre entre Marcelo Bielsa y el O. de Marsella (otro de los numerosos clubes con que flirtea Sampaoli). La verdaderas razones -con dos versiones contrapuestas- sobre la ruptura de esta relación siguen bajo un manto de dudas, lo que sí es certeza es que “el loco” no renunció por tener contrato arreglado en otro equipo, marcando diferencias con el que se hace llamar su seguidor. Volviendo a lo nuestro, decir que Sampaoli tiene el derecho de coquetear con quien quiera, no obstante es incorrecto y desesperanzador para un país que desea un compromiso total de los componentes de La Roja. Para el dt argentino, la selección chilena está pasando a ser plato de segunda mesa. Solo si no le resulta en el extranjero se queda en Chile. Además, el dt de la roja tiene inquieto a los dirigentes y si bien no se pronuncian al respecto, los jugadores no deben estar muy felices. Quedan tres años de clasificatorias, y para generar estabilidad, Sampaoli tiene que dejar de candidatearse como presidenciable en campaña y salir de la vitrina del mercado futbolístico internacional.