Al nuevo Dt de la roja le dicen macanudo. Tras verlo como un temido delantero en su época de futbolista y en su paso por la banca de Universidad Católica, el apodo convence. No por nada se hizo cargo de una selección inmersa en un ambiente enrarecido y que con sus victorias ha dejado la vara muy alta en lo que a expectativas se trata. Quizá, por un tema de continuidad, el técnico idóneo era Eduardo Berizzo. Un hombre, que pese a jugar distinto a su mentor, es de la escuela bielsista, conoce la interna de Chile y la está rompiendo en España. El asunto es que el estratega que con el Celta de Vigo goleó al Barcelona la temporada anterior y que viene de eliminar de la Copa del Rey al A. Madrid tiene una cotización en el mercado muy superior a la de Juan Antonio Pizzi, precio difícil de costear para una asociación de futbol que está “pato”. De todas formas, haber sido ayudante técnico en la selección tampoco es prenda de garantía. Es cosa de ver el irregular debut de Sebastián Beccacece al mando de Universidad de Chile. Lo importante es que por fin hay un hombre a la cabeza de la roja y su nombre es J.A Pizzi. Un argentino que tiene conocimiento del medio local, dirigió en Europa al Valencia y representa al prototipo de Dt serio y con liderazgo. Vamos con el entonces.
Dice que se identifica con la visión de Josep Guardiola, cuestión que no dice mucho, ¿acaso hay algún técnico que no lo haga? El mismo Jorge Sampaoli tenía al catalán de referente. Ivo Basay decía que Colo Colo jugaba como el Real Madrid, así que ver para creer. Pizzi afirmó también que por el poco tiempo que dispone antes del partido contra Argentina, no modificaría el esquema táctico ni los nombres propios -a excepción de los obligados-. Es muy probable que este continuismo trascienda las dos próximas fechas clasificatorias por dos factores. Los lineamientos futbolísticos de Chile se convirtieron en la idiosincrasia deportiva de nuestra selección, gracias a su efectividad reflejada en números. Dicho de otra manera: equipo que gana no se toca. El hincha además está acostumbrado al estilo actual, no perdonaría volver al juego especulativo y conservador de otras apocas, traicionando así la rebeldía que tanto enarboló Sampaoli. Por lo tanto, a menos que se trate de Pelusso, Tabárez o Markarián sería ilógico reordenar demasiadas piezas o empezar de cero. Más bien imposible, pensando en el segundo factor: el plantel chileno posee un ADN futbolístico al que no renunciaría fácilmente, llegando a porfiarle al cuerpo técnico si es necesario. Muchos jugadores trabajan hace varios años bajo una filosofía, la cual, defenderán utilizando fuerzas muy poderosas: el estatus de figura mundial y el valor de la antigüedad.
Para que sea un verdadero aporte, la impronta o sello que le quiera dar Pizzi a la selección debe ser un plus y no una interferencia incoherente nacida de un capricho. El plan ya fue diseñado desde el arribo de Bielsa, ahora solo hay que seguir puliéndolo, proporcionándole matices al planteamiento táctico y agregándole variantes. Estas últimas tienen que partir si o si por la figura excluyente del campeonato nacional, Jeisson Vargas. En el buen sentido de la palabra es fundamental que el nuevo Dt nos haga olvidar a Sampaoli, como el propio casildense lo hizo con “el loco” cuando pensamos que nos penaría por siempre. Paciencia con Pizzi. Ganarle a los trasandinos en medio del despelote dirigencial y con todas las bajas que presenta Chile es muy improbable.
Ismael Ugarte @maqdeescribir