El día sábado a la hora de almuerzo una gran amiga de mi señora celebró su cumpleaños. Sabía que ese día y a esa hora jugaba la U y ante el resultado obtenido en la semana frente a Iquique, se transformaría en un partido trascendental para salir de los malos resultados del campeonato nacional y poder retomar la confianza mirando a su participación en la Copa Libertadores. Cuando íbamos camino al asado, la cumpleañera le envía un mensaje a mi señora indicándole que no me preocupara debido a que el Canal del Fútbol estaría disponible para poder ver el partido y que Pedro (padre de la cumpleañera) tampoco se lo iba a perder.
Nos sentamos a comer, y junto a Pedro nos sentaron estratégicamente en la mesa del comedor para quedar con la vista hacia el partido. Disfrutamos un par de brindis y un muy rico almuerzo tratando de también escuchar qué es lo que pasaba en el partido. Golazo de Benegas, esos que son para nunca olvidar, esas piruetas que uno trataba de imitar en alguna pichanga con los amigos cuando era más chico. Cuando repitieron las imágenes vemos como Benegas corre a la tribuna, le dedica el gol a alguien y luego hace un gesto que el árbitro interpretó como una provocación a los hinchas. Resultado de esto: el jugador expulsado a minutos de que se terminara el primer tiempo. Dejaba a sus compañeros con uno menos y con un tiempo entero en el cual podía pasar cualquier cosa.
En el entretiempo me llega al teléfono un mensaje de un muy buen amigo con quien siempre es un agrado poder hablar de fútbol. Comentamos la obra de arte, pero catalogábamos como una tontera lo que hizo después el jugador. Sin embargo, también ambos sabemos lo que significa jugar fútbol e imaginamos lo que es para un delantero, siendo además refuerzo, sacarse toda la presión que conlleva dirigir el ataque del campeón defensor. En particular Benegas ha marcado por la U pero ha errado otros goles, que desde afuera uno dice “pero cómo se lo perdió” “era más fácil tirarla para afuera”
El fútbol es pasión. Poco de razón hay cuando nos ponemos a correr todos detrás de una pelota con el objetivo de ganarle al rival. Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra y otros escritos describe dos características muy ciertas del gol: la primera, “El gol es el orgasmo del fútbol”; y la segunda, “El gol, aunque sea un golcito, resulta siempre ser goooool”.
Lo que hace Benegas el sábado es exactamente lo que describe Galeano. Además a eso hay que sumar el momento que vive el equipo. Fue, lo gritó y probablemente hoy pueda concluir que se equivocó. No lo comparto, pero lo entiendo.
Las celebraciones son el reflejo de sentimientos y emociones, es echar a volar lo que se siente a flor de piel, es botar la presión, es demostrar para qué el jugador está ahí y por qué merece ser titular y defender esos colores. Recuerdo algunos festejos polémicos en este minuto: Fabián Estay y su corte de manga en el partido entre Chile y Ecuador en las Clasificatorias del Mundial de Francia 1998; Maradona y Caniggia jugando por Boca Juniors, arrodillados besándose; Fowler de Liverpool de Inglaterra, quien simuló inhalar la línea de tiza; los banderines de Víctor Hugo Castañeda y Marcelo Fabián Espina, entre otros. El fútbol es libertad. El fútbol de pasión y además un sentimiento. La cabeza no razona mucho y se deja llevar por las emociones o cuando el equipo de sus amores marca un gol ¿nos quedamos silenciosamente y celebramos con un “bien hecho muchachos”?
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