Siempre es interesante conocer cuáles son los futbolistas preferidos de los grandes del fútbol. Por ejemplo, Lionel Messi destaca a Andrés Iniesta, Neymar y Franck Ribéry entre los mejores. En cambio Cristiano Ronaldo ubica en este grupo de estrellas a Luis Figo, Lionel Messi y Ronaldo (el brasilero). Así y todo, existe una selección aún más atractiva de hacer, debido a que conduce a una profundización de la primera: la de definir cuáles son realmente jugadores estrellas. Uno que hizo este ejercicio de categorización fue el Dt Alex Ferguson, quien tuvo a cargo por más de 26 años al Manchester United. Según considera el escocés, solamente dirigió a cuatro futbolistas de clase mundial: Ryan Giggs, Cristiano Ronaldo, Paul Scholes y Eric Cantona. Al Sir Alex, no entregar argumentos para su elección, cabe preguntarse ¿Cuáles son los atributos de los jugadores fuera de serie? ¿Qué tienen estos cuatro (mencionados por Ferguson) que los hace mejores que Roy Keane, David Beckham, Wayne Rooney, Peter Schmeichel, Rio Ferdinand? (por dar ejemplos de otras figuras mancunianas de los 80,90 y 00).
Estas clasificaciones o rankings tienen la cualidad de ser democráticas, entonces es muy común que muchos peloteros, algunos con más facultades que otros, se diviertan armando sus listas. En mi caso, me propondré determinar qué características hacen a un world class, y cuales son para mí los que integrarían esta nómina. Como primera diferenciación, diría que existen muchos jugadores esforzados, que intentarán mejorar por todos los medios en cada entrenamiento y partido. Logrando excelentes rendimientos, que sin embargo, no alcanzan para ser un futbolista de otro planeta. Porque el “galáctico” nace bajo esta condición. Después, como todo en la vida, dependerá de la estimulación a las que sean sometidas sus virtudes físicas (velocidad, motricidad, coordinación, elasticidad, etc) y psicológicas (lucidez, tenacidad, tolerancia, etc) la eventual consagración de sus habilidades. Muchos (sobre todo los neófitos) se deslumbran con los movimientos acrobáticos o fantasías con el balón, convirtiéndolos en sus indicadores de calidad. Pero en realidad ninguna destreza o “skill” hace crecer a un futbolista si no es utilizada de forma sabia. En esto, Ronaldinho era el máximo exponente. Ya vimos a lo largo de sus carreras cómo Giggs, Scholes ni Cantona hicieron piruetas a lo largo de su carrera. Tampoco Messi hace bicicletas, carruseles u otros movimientos estramboticos de distracción.
El verdadero jugador de clase mundial es el que posee el perfecto equilibrio entre visión de juego y aptitud con la pelota. Es decir; posicionarse tácticamente en la cancha; tener una conciencia periférica desarrollada; y desplegarse con optimización de recursos, por dar algunos ejemplos. Pero también; manejar con maestría los cambios de velocidad; tener gran tacto y sensibilidad en el cuerpo; y lo más importante, estar dotado de una capacidad intuitiva (por sobre la mayoría) a la hora de tomar decisiones rápidas. Estas dos características fundamentales, son muy difícil que construyan al jugador “estratosférico” si es que no se cuenta con la debida inteligencia emocional del ejecutor para discernir bien, dentro y fuera del campo de juego. La carrera del futbolista tiene un promedio de quince años de duración, durante ese tiempo un jugador profesional deberá convivir con la presión, las frustraciones y la exigencia, todos aquellos obstáculos son en sí mismo un filtro en donde quedan atorados muchos buenos futbolistas.
Hoy en día, más que nunca, otro requisito primordial para convertirse en un jugador único, es ser un atleta. Gareth Bale, Neymar, Eden Hazard no podrían haber estado en la elite del fútbol mundial si es que no hubiesen llevado su físico a condiciones óptimas. Ya con más conceptos sobre la mesa, puedo decir que ser un jugador de clase mundial se resume a ser un jugador que comprenda el fútbol de forma absoluta. Comprensión total que no todos tienen. Muchos desarrollan bien su oficio de futbolista, pero no todos se funden en el fútbol y llegan a ver la cancha con una la percepción de un omnisciente. Viendo jugar a Ronaldo, Messi, Ribéry, Robben, Iniesta, Lewandowski, Suárez, Vidal (¿por qué no?) se hace visible este estado de clarividencia en el que se mueven los fuera de regla. Un plano espacial en que se ve la escena completa y no parcializada o por fragmentos como la ve el resto.