Con la casi cero autocritica que ha mostrado Jorge Sampaoli ante los medios de comunicación ¿será posible ser finalistas o campeones en la Copa América?. Así como pretenden hinchas, prensa y jugadores. Y tomando en cuenta la extraordinaria generación con la que cuenta Chile. Para mí la respuesta está conectada con las reales intenciones del DT nacional. Con esto quiero decir lo siguiente: si Sampaoli está hablando en serio –y no se está guardando nada- al momento de analizar los partidos, estamos en el horno. En cambio si el adiestrador chileno, como buen jugador de póker, solo se está mostrando con confianza excesiva y con actitud avasalladora con el objetivo de confundir, las opciones de una “de buena a excelente” actuación en la Copa América, crecen enormemente.
Desde que Sampaoli estaba en la Universidad de Chile, vengo diciendo que ha carecido de humildad y ha estado muy lejano a la objetividad. Si fuera otra persona, quizás se podría asumir que al tipo le faltan algunas virtudes (necesarias para su profesión), pero como es el DT de Chile ocurre que solo ponemos en tela de juicio sus defectos, como si fueran vacíos teóricos temporales, en vez de reconocer que quizás el argentino no da para más. O como diría uno de los viudos: “no es Bielsa”.
En el reciente partido frente a Brasil volvió a repetir uno de sus típicos discursos escasos en introspección y en donde ve solo una parte del fenómeno. “el partido de hoy en lo táctico fue intachable”. Si no quería llegar una vez al arco, proponiendo únicamente a Sánchez en la delantera, digamos que fue intachable tácticamente. “dominamos a Brasil, aunque el que juega mejor no siempre gana” hace tiempo Chile viene dominando, pero el futbol consiste en meter goles. Por eso Sampaoli no se puede mostrar conforme mientras esté ausente el “pequeño detalle” llamado gol. Siendo menos exigente, podría conformarse si Chile pierde, pero si tiene más de dos ocasiones de gol en un partido.
El lenguaje crea realidad y Sampaoli es bueno en eso. Siempre ha hecho una lectura de los partidos a su conveniencia, instalando así, ideas ficticias que hablan de un espectacular rendimiento de sus equipos (aunque pierdan). El tema es que en Chile es muy difícil contarle cuentos a la gente por la sencilla razón de que los chilenos nacen viendo o jugando futbol. Desde la prensa hacia abajo, el casildense pierde poco a poco credibilidad, básicamente, por sus argumentos exiguos y exitistas. A esto sumémosle, la costumbre de ir a Europa y candidatearse para dirigir clubes del viejo continente.
Estoy muy de acuerdo que sin rebeldía y sin un plus -otorgado por entrenamientos de doble turno y riesgos tácticos, entre otras cosas- es imposible ganarles a equipos superiores en el papel. De hecho, con esa ideología es que el Chile de Sampaoli ha ganado a selecciones como Inglaterra y le ha plantado cara a Brasil, Argentina, Alemania y otros. Sin embargo hay una cosa que debe entender el DT nacional -o que quizás entienda y se hace el loco, como expuse al principio-, ese extra o plus no va a venir de fatigar (hasta lesionar) al jugador (como paso Jaime Valdés) con entrenamientos superhumanos, que muchas veces no respetan el físico. Tampoco va a venir de planteamientos tácticos en los que la selección tenga una posesión absoluta, pero nula profundización. Ese plus, que existe, crecerá cuando Jorge Sampaoli no sea tan individualista en la génesis de sus ideas y juegue para el equipo. Que baje las pasiones no significara perder esa llama que mantiene prendida en los ojos de los jugadores, sino que puede llegar a ser el equilibrio que no alcanzo Marcelo Bielsa, y que permita a la selección chilena levantar alguna copa.