Tomando en cuenta la popularidad que tiene el deporte- siendo el futbol su rey- ser Director Técnico debe ser una de las profesiones de más alta responsabilidad que existen. En Brasil, por ejemplo, el entrenador de la verde amárela es más importante para la gente que el propio presidente del país, cosa que se repite en menor medida en el resto de Sudamérica.
En la práctica, cuando un equipo no rinde, la prensa y los hinchas centran sus molestias en el DT, dado que es la personificación del equipo y en el recaen las necesidades tácticas en un partido. Aunque en los últimos tiempos el grito “que se vayan todos que no quede ni uno solo” ha tomado fuerza, la tradición cuando el resultado es negativo, es salir del estadio pidiendo la renuncia del DT. Frente a una serie de números adversos se corta por lo más fino y se despide al estratega, generando la descompresión del ambiente. Con su salida llegara un colega con nuevo crédito en el banco. Así muchas veces los clubes van ganando tiempo mientras organizan el desconcierto interno de cada institución. Este desfile de técnicos tiene un nombre muy preciso en la jerga del futbol, se le dice cortar un proceso.
Para profundizar en las distintas realidades de los técnicos trabajando en la liga nacional, hagamos una pasada rápida a la situación actual, mencionando a los que creo dan más que hablar. Partamos con Marcelo Trobbiani, el DT de los loinos acaba-según los trascendidos- de pelearse con un dirigente de Cobreloa lo que tiene en peligro su continuidad. Dentro de los que están participando en la fase previa de la Copa Sudamericana: Mario Salas esta en busca de una pequeña venganza tras ser desafectado de la selección chilena sub 20 sin muchos argumentos por parte de la ANFP; Héctor Pinto hace lo que puede en un Iquique que ha tenido que luchar con las idas (salida de Vergara, Vera y más de 10 jugadores, llegando 5) y las dificultades económicas que presenta la institución, y José Cantillana intentara convencer a sus dirigidos de que pese a que no tienen roce internacional, Cobresal puede dar la sorpresa. Convencer, una de las labores más difíciles para un entrenador. La situación de los técnicos de los denominados equipos grandes se ubica con menores sobresaltos pero con mayor presión. Entre las universidades sucede un hecho bien peculiar: Universidad Católica tiene la obligación de no ser segunda otra vez para evitar el desprestigio y la furia de sus hinchas. Para Martin Lasarte el mismo imperativo, al tener un segundo puesto a cuestas, es imprescindible que obtenga el campeonato con la U. Por su parte, el Colo Colo de Héctor Tapia -que no tiene la exigencia de copas internacionales entremedio-debe responder, sin justificaciones, al peso de su historia y coronarse al menos en el campeonato nacional si no puede con la copa chile. Como caso especial, el que si ha tenido que vérselas con la adversidad es el técnico de Barnechea, Francisco Bozan. Tras la renuncia de Hugo Vílchez, aduciendo malas condiciones para desarrollar la profesión. El joven estratega de 27 años se hizo cargo del plantel y ahora está dando la lucha con cero presupuesto. En ese contexto, este fin de semana se verá las caras ni más ni menos que con Colo Colo en el Estadio Nacional. Acabo de abrir un muestrario acotado e igualmente es muy representativo de lo que es ser DT.
Tal como se le adjudica a al puesto de arquero, la dirección técnica es ingrata, sin importar el país. Puedes ser recordado por ser campeón del mundo el 2002 y 12 años después por ser el que dirigió al peor Brasil de la historia con los macabros 7 goles en contra incluido. Lo más complejo radica en que el puesto es de extrema exposición y casi nulo margen de error. En esa lógica, Juvenal Olmos en pocos partidos eliminatorios con la Selección (con malos resultados) sufrió al final siendo apabullado por los 70.000 mil hinchas que cantaban un cruel cantico en su contra.
Si un jugador es más o menos se dice que es uno del montón y podría mantenerse jugando, ya que los 11 encubren la particularidad. Como mucho puede ir a la banca y tener decenas de oportunidades nuevas de revancha. Para los Falcionis y Luis Enriques del mundo la cosa en cambio es a matar o morir. La único vía es simple: para ser DT hay que estar preparado sicológica y académicamente. Se advierte de inmediato cuando el entrenador es mediocre y la gente lo hace saber.