…no todos los talentosos llegan arriba y a veces algunos jugadores sin tantas condiciones se van puliendo y llegan a lo más alto por otras cualidades como la perseverancia, disciplina, táctica, etc.
Es muy importante para un país como el nuestro tener la mayor cantidad posible de buenos jugadores, esto pensando siempre en nutrir a las distintas categorías de nuestras selecciones nacionales, partiendo desde las más jóvenes, quienes algún día llegarán a consagrarse en el combinado adulto o la selección absoluta como a algunos les gusta llamarla.
Evidentemente los alimentadores de la selección son los clubes a los cuales llega una cantidad impresionante de chicos a probarse (sobre todo a los equipos más populares) por supuesto de todos ellos es un porcentaje muy pequeño el que califica y queda dentro y de estos elegidos es una minoría la que llega a un primer equipo o incluso a ser profesional.
¿Pero de dónde provienen o provendrán los nuevos talentos? Sabemos que la mayoría de los muchachos que vemos triunfando en nuestro país o en importantes ligas extranjeras tienen un origen humilde y surgieron gracias a su propio esfuerzo y al sacrificio de algún familiar o tutor que sirvió de apoyo y compañía, fundamentalmente en el momento que empezaban en algún club. ¿Pero antes de eso?, claro, jugaban en la calle como todos los niños y algunos también lo hacían en escuelas de fútbol y acá me detengo un momento, porque hace unos días leí a un conocido periodista quien planteaba que las escuelas de fútbol están matando la esencia del jugador, básicamente por meter a buenos y malos en un mismo saco o porque tienen que jugar todos ya que los padres estás pagando, etc. Y si fuera así ¿qué? Acaso el estar inscrito en una escuela de fútbol ¿les impide a los niños jugar las pichangas de barrio? o tal vez un niño talentoso ¿va a perder su “magia” por practicar al lado de otro niño no tan bueno? No pretendo hacer una defensa a las escuelas, pero no se puede ser tan sesgado y no encontrar nada positivo en ellas, si bien es cierto una academia de fútbol no va a transformar a un niño en un prodigio de este deporte (si no tiene las condiciones), sin embargo puede entregar otras herramientas como disciplina, ideas de tácticas, valores como el compañerismo, solidaridad o responsabilidad. Según mi punto de vista lo más importante es la diversión y recreación para los pequeños, eso es lo que vale, ellos disfrutan cada entrenamiento, partido o campeonato, estar uniformados defendiendo una camiseta es una experiencia única y los que hemos estado en esas instancias sabemos que es así.
Ahora volviendo a lo anterior, ¡cuidado! que no todos los talentosos llegan arriba y a veces algunos jugadores sin tantas condiciones se van puliendo y llegan a lo más alto por otras cualidades como la perseverancia, disciplina, táctica, etc. Es decir, en este deporte hay de todo y cada uno llega donde tiene que llegar y en todos estos años observando fútbol he visto a muy buenos, buenos, regulares y menos que eso también en el medio profesional.
Los canales para que un niño llegue a situarse dentro de los mejores pueden ser varios, a través de escuelas de fútbol, donde si cumplen con ciertos requisitos pueden pasar a cadetes o desde un club amateur o como sea. Lo importante y lo que todos los chilenos queremos es que sigan brotando camadas de jugadores que nos lleven alguna vez a ganar algo como país y para eso necesitamos talentosos pero también disciplinados, perseverantes y tácticos, indudablemente encabezados por una buena dirección técnica.
Materia prima existe, solamente hay que saber transformarla y el proceso debe ser lo más limpio posible para poder obtener resultados óptimos de este sistema, sólo de esta manera, algún día, ojalá más temprano que tarde, llegaremos a la gloria y podremos gritar ¡¡SOMOS CAMPEONEEEES, SOMOS PRIMEROOOOS!!