Gabriel García Márquez fue un escritor, periodista y guionista colombiano, falleció el 17 de abril del presente año. El colombiano cuenta entre sus palmarés un premio Nobel de literatura en 1982. Una de las obras más reconocidas del escritor es “Crónica de una muerte anunciada”. La obra versa sobre un asesinato sabido por todos, menos por la víctima.
Los hermanos Pedro y Pablo Vicario, obligados por la defensa del honor familiar, avisan a la mayoría del pueblo que asesinarían a Santiago Nasar. Nasar no se entera, sino minutos antes de morir.Los hermanos matan a Santiago, después de pensarlo en muchas ocasiones, en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. Todos sabían o por lo menos intuían la muerte, pero sólo pudieron ser meros espectadores del suceso, aún pudiendo hacer algo el azar conjugo en presente y les impidió actuar.
Algo similar ocurrió con la salida del técnico Julio César Falcioni de la Universidad Católica. Despedido de la institución estudiantil el día martes 25 de noviembre por los magros resultados de su gestión, su gestión resumida en números es la siguiente: 35% de rendimiento durante el Campeonato de Apertura, con cinco triunfos, un empate y nueve derrotas. Además, la UC fue eliminada en la primera fase de la Copa Sudamericana por River Plate de Uruguay. Ningún hincha del fútbol esperaría algo mejor del entrenador del Boca que jugó contra la U. de Chile en la Copa Libertadores (2011-2012), pero fue decisión del directorio de Católica y del gerente técnico traerlo. A los directivos les cabe la absoluta responsabilidad del fracaso, de la tristeza del hincha y del caos que impera en el cuadro de la franja.
El presidente del equipo de San Carlos Luis Larraín señalo “El despido del entrenador es una decisión que hay que tomar hoy para preparar el próximo campeonato e intentar mejorar el presente futbolístico” En mi opinión otra mala decisión, porque se debe indemnizar al técnico por 450 mil dólares a falta de dos partidos hubiese sido mejor mantenerlo en su cargo y luego aplicar una reestructuración total del equipo, una desde las inferiores. No soy partidario de ese cato que señala: Oh que se vayan todos, que no quede ni uno solo, me parece reactivo y populista. Los jugadores no tienen la culpa del discurso enredado del “emperador” y tampoco tienen la culpa de tener inferiores con técnicos sin una gota de la picardía necesaria para jugar fútbol. Jugadores que tocan hacia el lado y hacia atrás, jugadores que en el medio solo hacen sombra y no muerden. Manzano y Sepúlveda no tienen la capacidad de sustentar el medio campo y Rojas no tiene el tamaño ni la valentía de ser un 10.
¿Es responsabilidad del técnico o de los jugadores que desde 1999 hayan pasado 16 técnicos y solo dos hayan logrado el campeonato Nacional? Me parece que los dirigentes buscan un fútbol anacrónico, que no asume riesgos y que se conforma con el toque insulso del balón, el fútbol de Carvallo, Romero, Astudillo y Lepe está obsoleto. Católica debe forjar desde inferiores jugadores con garra y pasión (Medel, Castillo, Mirosevic). Dentro de las alternativas para reemplazar a Falcioni han sonado: Mario Salas, Juvenal Olmos y Claudio Borghi.
En mi opinión el cambio que merece Universidad Católica sólo puede ser de la mano de Mario Salas ¿Por qué? Los antecedentes del técnico en Barnechea, Selección chilena Sub-20 y Huachipato, lo hacen ideal. Salas propone un fútbol en ataque, con presión constante y más importante trasunta pasión a sus jugadores. Mario Salas fue un mediocampista de corte defensivo y de mucho carácter, esto lo traspasa a sus equipos, recordada es la arenga del técnico a la selección en la previa del partido con Argentina en Mendoza en el marco del Sudamericano Sub-20 “Uno puede llevar parte de la doctrina del Che al fútbol. Yo llamo a mis jugadores a rebelarse ante la adversidad y muchas veces ellos buscan en qué momento aplicó Ernesto Guevara tal o cual arenga que acá utilizamos” El equipo de la pre-cordillera necesita rebelarse contra el mote de segundón “No sean conformistas, exíjanse más, pueden más. Deben estar concentrados y pensar rápido. Así, siempre estarán preparados ante la adversidad, nadie los sorprenderá nunca y ustedes se impondrán y mandarán al rival”, es la manera de interpretar el fútbol de Mario Salas “Hasta la victoria siempre”.