Seguramente todas las miradas estarán en el partido a jugarse en el estadio Elias Figueroa, incluidos los aficionados de la U. En el papel –ya sé que los partidos hay que jugarlos- pero repito en el papel, la Universidad de Chile no debería tener problemas de local para doblegar a Unión La Calera (si no gana es que no merece ser campeón). Por eso digo que el partido que genera mayor expectación y con signo de interrogación, se juega en cancha caturra. La presencia de Wanderers como competidor activo, en esta última instancia del campeonato, le dio a esta definición un carácter de novedosa y sacó las miradas de la capital. Siempre va a ser apasionante la bilateralidad entre el cacique y el romántico viajero, pero como todo en la vida, también es interesante experimentar nuevas fórmulas. Wanderers viene a engrosar el interés en el torneo por varias razones: es un equipo muy popular, es el David contra dos Goliat, es el invitado de piedra que puede dar la sorpresa, tiene la oportunidad de celebrar en su hogar y muchos más condimentos que se pueden ir desprendiendo.
Los favoritismos están claros y prevén una final extendida entre Colo Colo y U de Chile. Son los dos equipos con más simpatizantes, con más puntos y que mejor juegan. Sin embargo, creo que la torta esta partida en tres. Si hablamos de abanderizarse, dos tercios de hinchada se lo llevan los equipos de la capital, el tercio restante (temporal por una parte), compuesta por fanáticos wanderinos más todos los demás, apoyaran al decano. De U. Católica hacia abajo (quizás con la excepción de los evertonianos) estarán esperando una victoria de el verde. Si bien, las preferencias o empatías no corren dentro de la cancha es interesante constatar el clima en el cual se desarrollara la última fecha.
En materia futbolística, tal como lo dije la columna anterior, los jugadores llegan con lo justo. A mi parecer, el que acarrea más dificultades es Colo Colo. Esteban Paredes está lesionado del muslo y aunque jugara, tendría un funcionamiento lejano a lo óptimo, “uno no saca nada con jugar a media máquina y no hacerlo bien, eso es perjudicar a mis compañeros” decía el delantero albo en la semana. El otro asunto pendiente es el caso Barroso (8 partidos de castigo), por el cual el club de Macul presentó una orden de no innovar, de forma tal que pudiera hasta jugar en una eventual final con la U. En el caso de ser castigado inmediatamente, Colo Colo perdería muchas chances de ganar su próximo partido, ya que Barroso no tiene reemplazante a la altura en la zaga. En la U de Chile, Gustavo Canales volvió a marcar, tener al goleador prendido trasmite confianza al equipo. Además los universitarios tienen un cotejo de menor complejidad que sus adversarios,situación que si bien puede ser un arma de doble filo, en equipos de jerarquía no debería actuar. Por el lado de Wanderers, el DT Emiliano Astorga, se saca presión y la transfiere a su rival “Colo Colo tiene que arriesgar” dice. Objetivamente, los tres equipos deben arriesgar, todos ellos tienen que ganar sus compromisos si quieren terminar el trabajo con sus propias manos. La sincronía de los encuentros hace de esta tarea una obligación todavía mayor.
En el último trecho antes de la meta, creo que todas las loas caen sobre Wanderers. Con un presupuesto muy inferior a sus otros dos contendores ha sabido llevar una campaña consistente y con un estilo de juego coherente. Sus referentes Viana, Ormeño, Luna y Gutiérrez, han sido prenda de garantía durante todo el semestre, esfuerzo que junto al de todos los jugadores tiene al cuadro porteño a punto de quedarse con el Chile 2 e ingresar al grupo 4 de la Copa Libertadores. Para clubes como Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica es relativamente sencillo, y además un imperativo, luchar por ser campeones. En comparación, Wanderers y los demás equipos que conforman el fútbol nacional de primera división, se podría decir que juegan con la cancha desnivelada. El poder adquisitivo de estos llamados equipos chicos es muy limitado, si la UC tiene cien fichas para apostar, un equipo como Wanderers tiene diez. A veces se pierde la perspectiva, pero no olvidemos que la contienda es desigual.
Pero no descompensemos la previa, el sábado el Estadio Nacional será una caldera y todo Valparaíso también. Hay que aprovecharlo porque hace tiempo que el torneo estaba monótono y previsible. Lo único que falta esperar es que los asistentes al estadio tengan un comportamiento pacifico para que algún día, como dijo Jorge Sampaoli esta semana, “Donde haya una sede debiera haber un lugar de encuentro donde aparezcan los bombos, las banderas y la familia en la cancha”.
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