Recuerdo cuando teníamos a dos chilenos peleando los mejores rankings del tenis. González y Massú era números fijos en los torneos ATP, pero los comentaristas de ESPN siempre decían: Lo peor que puede pasar a un jugador que está entre los primeros 50 del ranking es que te toque con Marat Safin. Quién era Marat Safin, suerte de ángel caído de la gracia del ranking ATP, en realidad de ángel no tenía nada. Empinado sobre el 1.90 y con 88 kilos este gigante ruso era dueño de un pésimo carácter, irascible como ninguno, el gigante ruso logró ser número del ATP por 9 semanas entre fines del año 2000 y principios del 2001. Peligroso como una bala perdida, este tenista eliminó a muchos jugadores dentro de los 20 primeros de ranking en primeras rondas. Todos los Top Ten temían a Safin, porque técnicamente era de un golpe de derecha potente, buen primer saque y excelente revés a dos manos. El problema, su disipada vida, el ruso era amante de la noche, fiestas y mujeres decoraban su reputación. En mi opinión un verdadero Rock Start. Podía ir perdiendo 2 set abajo y daba vuelta el partido, cuando se motivaba era imparable.
La personalidad del ruso era una suerte de Teoría del Caos. El químico belga Ilya Prigogine define así la teoría del caos “plantea que el mundo no sigue estrictamente el modelo del reloj, previsible y determinado, sino que tiene aspectos caóticos. El observador no es quien crea la inestabilidad o la imprevisibilidad con su ignorancia: ellas existen de por sí, y un ejemplo típico el clima”. Hoy en el fútbol chileno tenemos una certeza, esta es: el vencedor del campeonato saldrá entre el Albo, Colo-Colo; el Romántico Viajero, Universidad de Chile o Los Caturros, Santiago Wanderers. En definitiva cada uno de estos equipos deberá ganar en cancha un nuevo palmarés para sus vitrinas.
Universidad Católica puede encarnar perfectamente el concepto de “bala perdida” y su fútbol es lo más parecido a la teoría del caos, una suerte de anarquismo táctico y abulia colectiva de sus jugadores. Pero esto lo hace más peligroso que otras veces, la razón es: Los “Cruzados” no tienen nada que perder, y tampoco tienen ningún sistema que el rival pueda leer. El cuadros de San Carlos, es un equipo impredecible, su nivel en este campeonato es paupérrimo, pero sus individualidades motivadas por los partidos llamados clásicos, pueden explotar. Así quizás, un Mark González, se ilumine; Ribery Muñoz, se motive; Darío Bottinelli, se prenda y Julio César Falcioni planifique tácticamente el partido de su vida.
La verdad es que en estos partidos la motivación es un gran factor y los nervios por otra parte juegan un importante papel. Los equipos que pelean el campeonato entran nerviosos, mientras que los equipos como católica entran motivados a revertir en 90 minutos un mal año. Los jugadores de la “franja” están motivados, y declaraciones como la del volante y motor Tomás Costa así lo indican “Vamos a mentalizarnos en que tenemos las armas para ganar el partido, que estamos bien físicamente y lo podemos lograr” en la otra vereda el candidato al título Universidad de Chile, a través de su capitán y referente José Rojas declaró “Católica tiene muy buenos jugadores. A lo mejor no han funcionado como equipo, no le han salido las cosas y eso los ha mermado en el campeonato, pero es un equipo que hay que mirarlo con su grado de respeto” palabras de buena crianza. Universidad Católica siguió su caída libre, mientras que Universidad de Chile dio otro paso más para ganar el campeonato. Los jugadores cruzados, no consiguieron motivarse y encontrar ese motivo más allá de los puntos para ganar el partido, impericia frente al arco, un medio campo sin quite y una defensa que hizo agua, dieron como resultado un categórico 3-0 de la U sobre la UC. Y Falcioni siguió cavando su propia tumba en Ñuñoa.
Finalmente el partido con Colo-Colo, en San Carlos de Apoquindo, por las características de ambos cuadros espero un partido muy físico y de pierna fuerte. La ventaja de Católica es estar en su estadio, la ventaja de Colo-Colo es explotar lo mejor que tiene, el contragolpe rápido con Vecchio, por el medio; Flores y Delgado, por los costados y el goleador Esteban Paredes como piloto de ataque. No me gusta ser meteorólogo del fútbol, creo que los partidos son un misterio y que cualquier realidad puede cambiar de un minuto a otro, pero me aventuraré a decir: si Colo-Colo pierde o empata con Universidad Católica, no será campeón.
Católica es un rival difícil, no por su gran fútbol, sino por su falta de línea futbolística, lo cual lo hace impredecible. Frente a los albos, Católica deberá poner un volante central de quite, dos mixtos acompañándolo y Botinnelli como creador. En el ataque apostar por la velocidad de Ramos y Muñoz. Colo-Colo, deberá vencer a Wanderers y Católica si quiere ser campeón. Mientras tanto U. de Chile deberá superar las importantes bajas por lesión. Universidad Católica hoy es más peligrosa, porque no tiene nada que perder, por ende, se jugará todo por el todo en cada pelota y en cada minuto. El partido con el equipo de Pedreros, será la última cruzada de Julio César Falcioni en Chile.