El sábado 30 de mayo, Universidad Católica sacó adelante un difícil partido contra Audax Italiano. Un largo camino a la estrella número 11 para los de San Carlos.
Una vez bajadas las pulsaciones por la obtención del título, el adiestrador de la “franja” realizó varias declaraciones. Mario Salas se caracteriza por un temple firme y un cierto aire estoico frente a la adversidad. Bajó la conjunción de lo anterior, supo aferrarse a lo más profundo de su personalidad y trajo a la mesa un concepto importante.
El “comandante” hablo primero de la pasión de él y su grupo por el trabajo. Para lograr el éxito es necesario un trabajo duro, pero también cariñoso. La comunión de Salas con sus jugadores es notable. Las relaciones afectivas son necesarias en todo grupo de trabajo, ya que generan un vínculo mucho más fuerte que cobrar el jugoso cheque a fin de mes.
Generalmente las relaciones del jefe tienen un cierto pulsional. Al jefe uno los puede odiar o como dijo Messi con Di María pensar que es un tonto. La mayoría de las veces se da el primer fenómeno. Con Salas es distinto, cuando Mario saca un jugador , el jugador pareciera sentarse triste por a ver desilusionado a un ser querido. La figura del padre que es afectuoso, pero también firme se da claramente. Los jugadores siempre elegirán al entrenador paternalista o al excesivamente disciplinario. Salas cada vez que saca un jugador tiene un gesto amable con su pupilo. La relación de Salas se me asemeja mucho al periodo de Infancia Liberal Moderna.
Modernidad Liberal: Una idea que tiene como manual el de Jean Jacques Rosseau “Emilio, o De la educación” un libro escrito tipo novela que daba las directrices como formar al ciudadano del mañana. En él se pueden leer los siguientes axiomas para la educación del ser humano en estado natural
“Amad la infancia; favoreced sus juegos, sus placeres, su instinto amable” frase donde queda marcada la idea de hombre bueno por naturaleza-
He aquí la regla de la naturaleza ¿Por qué la contrariáis? ¿No veis que pensando corregirla destruís su obra”.
Si pudiera definir la dirección técnica del “comandante” me alejaría del panóptico. Si pudiera o alguien necesitara que lo definiera, me acercaría a la figura del maestro discípulo de Rosseau.
¿Qué son los futbolistas sino niños que se les paga por jugar?
Un segundo análisis es el término usado por Salas para definir a su grupo de niños/jugadores. El definió a su conglomerado como un conjunto de gran resiliencia.
La autora Edith Henderson Grotberg, tiene un texto que se acerca de una manera amable y humana al concepto. La autora divide el concepto en una frase “yo tengo, yo soy y yo puedo”. En su concepción del concepto podemos ver axiomas como:
1-Yo tengo (apoyo externo).
-Una o más personas dentro de mi grupo familiar en las que puedo confiar y que me aman sin condicionamientos, es decir, de forma incondicional.
-Buenos modelos a imitar
-Una familia y entorno social estables
Un ítem que todo jugador de fútbol necesita para poder enfocarse y desarrollar sus habilidades de manera tranquila y segura.
2-Yo soy (fuerza interior).
-Alguien que logra aquello que se propone y que planea para el futuro.
-Responsable de mis propias acciones y acepto sus consecuencias
-Segura de mí misma, optimista, confiada y tengo muchas esperanzas.
Segundo ítem que destaca por lo similar al discurso de Salas, una perorata dado en sus horas de mayor adversidad como por ejemplo: la conferencia de prensa después de la derrota con 1-0 con San Luis.
3-Yo puedo (capacidades interpersonales y resolución de conflictos).
-Realizar una tarea hasta finalizarla.
-Expresar mis pensamientos y sentimientos en mi comunicación con los demás.
-Controlar mi comportamiento: mis sentimientos, mis impulsos, el demostrar lo que siento y pedir ayuda cuando lo necesito.
Salas siempre sostuvo incólume frente a la adversidad, que jamás dejaría Católica, que él confía en los procesos y no es de abandonar nada. También, lo hemos visto como un técnico expresivo, triste, enojado y feliz como niño. Tampoco ha tenido miedo en declarar que necesita que los jugadores lo ayuden a conseguir sus objetivos.
La capacidad que cada grupo de trabajo tiene para salir de los abismos más profundos, no es dada por un bono de producción, no se da por las primas de fin de año o algún viaje a lugares de ensueño. Los lazos más fuertes y más afectivos se forjan a través de los sentimientos, se ungen con hierro en la adversidad, los lazos fuertes son enemigos declarados de la inmediatez, los lazos fuertes y eternos no pueden vivir en posmodernidad, aborrecen la dictadura del imaginario colectivo del éxito.
Los lazos más fuertes se forjan en los vínculos familiares en las derrotas deportivas y en el engranaje emocional maestro/discípulo.
Mauricio González Seguel. @gmauricio554