Un primer tiempo para el olvido en un partido decisivo, ese fue el negativo comienzo del partido entre Universidad Católica y Audax Italiano.
Nadie en San Carlos esperaba que su equipo se fuera al descanso perdiendo 0-1 en el primer tiempo. Un resultado que volvía a enterrar las ilusiones de una hinchada sufrida y de un plantel golpeado históricamente por el mote de “segundones”.
¿Qué cambió en esta oportunidad? Es simple, el “comandante” Mario Salas supo arengar a sus dirigidos. El técnico que ha tenido siempre palabras sabias y paternales con sus dirigidos apeló a un discurso emotivo para despertar a sus jugadores y espantar los fantasmas que caían en San Carlos de Apoquindo.
Finalmente y con sufrimiento, Universidad Católica logró bajar su estrella número 11, un emocionado Mario Salas, dijo “Si no se sufre, no vale. El partido al final lo gana el espíritu, la voluntad, la sangre, el coraje. Hemos luchado mucho con los jugadores y la institución para lograr esta estrella para los hinchas, que son tan fieles y leales. Al final se nos da de forma luchada un campeonato que pensamos en algún momento se nos había escapado”.
El triunfo fue el bálsamo que el trabajo de Salas necesitaba, un triunfo que le permite proyectarse a los desafíos internaciones que tiene la institución de la pre cordillera “Hay algo encaminado. El lunes (hoy) nos juntamos y la próxima semana trabajaremos en eso para conformar el plantel para la Sudamericana y la Libertadores. Esto demuestra reivindicación. Católica cree en este cuerpo técnico y los procesos, estos logros no vienen de la noche a la mañana”.
Los “cruzados” tiene varios retos como: Supercopa de Chile, Copa Sudamericana, Copa Chile, Torneo de Apertura y Copa Libertadores 2017. Para enfrentar estos compromisos, los rumores indican la petición de repatriación del volante mixto Erick Pulgar, pedido expresamente por Salas. Además, se planea retener al goleador Nicolás Castillo.
Así Mario Salas seguirá encabezando un término que el fútbol chileno no parece conocer, el termino proceso. Recordemos que las gestas futbolísticas se gestan con más errores que aciertos. Un desarrollo de un proyecto deportivo no puede estar preso de los cálidos y pasionales gritos de una hinchada que a la primera de revés entona el clásico “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.