Mientras en las dependencias de Juan Pinto Durán cierran la avenida adyacente, en otro de los excesos (aunque lo niegue) de Sampaoli, en complicidad con Sergio Jadue y el alcalde de Macul, y la selección de Chile se prepara para jugar con El Salvador en un partido de alto riesgo, por eventuales lesiones (parece que formaran los titulares), en otro de los excesos del DT argentino, en Berlín se alistan para jugar el partido más impresionante que puede ver un conocedor de fútbol, en términos de calidad: la final de la Champions League. Los que entienden de fútbol saben que los seleccionados no pueden alcanzar el nivel futbolístico de un club particular, debido fundamentalmente a que poseen un reducido tiempo de adaptación para aceitar engranajes a diferencia de un equipo que tiene el año entero para pulir la roca. Es por esto que los partidos de un Mundial, Copa América o Eurocopa resultan más artificiales que los mágicos choques entre planteles citadinos, en donde se vive la verdadera esencia del fútbol. Por lo regular en las finales no vemos exhibida la mejor exposición de juego -por ser un partido único en el cual son tomadas providencias extremas- no obstante, tenga el desarrollo que tenga, una final de Champions League dispone de la ecuación perfecta entre calidad y emoción.
“No hay mejor defensa que un buen ataque” dice el viejo aforismo del fútbol. Aforismo que invalidó la Juventus cuando le gana al Real Madrid en la semifinal del torneo europeo. Para el sábado, el equipo de Turín carece del favoritismo, su juego pragmático es absorbido por la pirotecnia del Barcelona. Las casas de apuestas en todo el mundo, incluido nuestro Experto, dan como ganador al cuadro catalán. Lo descrito, es solo la superficie del contexto, porque “la Juve” es más que eso. Aparte de su bloque defensivo, tiene a Marquisio, Pirlo, Pogba, Vidal, Morata, Tevez, y Evra y Lichtsteiner llegando al ataque por las bandas. No es el Barcelona de primer cuarto hacia arriba, pero tiene poder de fuego de sobra para ganarle a cualquiera. A esto hay que sumarle que tiene mejor defensa que el equipo culé. Tienen la zaga posterior de la selección con mejor defensa del mundo por antonomasia: Italia. Se conocen como ninguna otra defensa en el mundo y son dirigidos desde atrás por Buffon, el arquero más sólido de la década. Si no fuera porque Chiellini se perderá el partido por lesión, el candado propuesto por Massimilliano Allegri es casi infranqueable.
Lo que pasa es que parte de la BBC del Madrid estaba lesionada (Bale y Benzema), en cambio Messi, Suarez y Neymar llegan intactos. Para comprobar una tesis hay que manipular los elementos con exactitud, entonces si se trata de rigurosidad científica, la final de la Champions sería la comprobación empírica de si es cierta o no la máxima futbolística “No hay mejor defensa que un buen ataque”. Para los que le ponen fichas a la “vieja señora”, Chiellini decía posterior al gol de Lio por la final de la Copa del Rey en el que eludió a cuatro jugadores “Messi no podría marcar goles de esos en Italia”. Para mí una afirmación totalmente cierta del zaguero italiano. Falto que los del Athletic Bilbao le pusieran una alfombra roja al diez del Barcelona en el minuto de la anotación; actitud imposible para Chiellini, Bonucci, Barzagli o cualquier defensor del calcio. Es cierto que el Barcelona es mejor equipo y que tiene más probabilidades de quedarse con el título, sin embargo la Juventus tiene la fuerza para cansar en el gallito hasta imponerse. Haciendo una analogía con las MMA (Artes Marciales Mixtas) se enfrenta el mejor striker (peleador de golpes) con el mejor grappler (pelador de agarres).
Por primera vez Chile tendrá un campeón de la Champions League. Por un lado está el totalmente consolidado, Arturo Vidal. Gianluigi Buffon -uno de los mejores arqueros de todos los tiempos-esgrime una opinión inmejorable sobre el volante chileno “Si tuviera que ir a la guerra, siempre llevaría a Arturo conmigo”. Por el otro, Claudio Bravo, el arquero que tocó techo, pero que aún no se consolida en Barcelona. Su parte ya la cumplió ganando la liga española, ahora depende de Luis Enrique. Lamentablemente Ter Stegen -arquero alemán con que disputa el puesto- no conoce la sana competencia y ha acusado falta de compañerismo, al quejarse cada vez que puede de no estar jugando todos los campeonatos. Sea como sea, nada empaña que dos vértebras principales de la columna de la selección chilena el sábado jueguen la final con mayores atributos futbolísticos del planeta.