Acaban de conformarse los grupos para una nueva edición del certamen futbolístico de mayor calidad mundo: la Champions League 2015/2016. En ella se repetirá el record 2013 de un entrenador (Manuel Pellegrini) y siete futbolistas chilenos participando, (Arturo Vidal, Claudio Bravo, Alexis Sánchez, Mauricio Isla, Junior Fernández, Ángelo Henríquez e Igor Lichnovsky) si es que Charles Aránguiz se suma una vez que esté recuperado. Las casas de apuestas empiezan a mover las fichas y los hinchas empezamos hacer futbol ficción. En un análisis rápido es fácil percatarse de que el grupo F (Bayern Múnich, Arsenal, Olimpiacos y Dinamo de Zagreb) es la mejor ventana que tendrán los televidentes locales para asomarse, debido a la presencia de Sánchez, Vidal y los del club croata, Fernández y Henríquez.
Aunque suene lindo esto de ocho nominales representantes nacionales, en la práctica no será tan así. Si restamos a Bravo quien es banca de Stegen; a Isla, ya que si no se va al Sevilla, es suplente; a Lichnovsky, el cual no tiene un puesto asegurado; y a Aránguiz por grave lesión, el resultado desinfla los titulares de la prensa y nos entrega un número muy inferior al de las potencias futbolísticas sudamericanas como Brasil o Argentina. De hecho en internet no hay demasiadas referencias al número de trasandinos y cariocas que jugaran la copa europea, en general hablan de decenas para referirse a aquellos jugadores. Colombia por su parte, aportará con 10 de sus hombres. Creo que es positivo, hacer vista panorámica y tantear el entorno para evitar caer en ese sensacionalismo o exitismo que tantas veces nos atrapa y nos lleva a ver la realidad absolutamente distorsionada.
Todos tenemos derecho a soñar -tal como se hizo al ganar la Copa América- otra cosa es deformar los hechos objetivos, y peor aún, utilizar falacias argumentativas para defender ideas infundadas. Una de las prácticas que nos llevan a incurrir en hipérboles es a ojos cerrados hacer caso a lo leído en la prensa. La mayoría de las notas o artículos periodísticos son chauvinistas y no hacen más que engrandecer acciones de futbolistas chilenos en pos de atención y venta. En un absurdo total, pequeñas maniobras son exhibidas como grandes hazañas. Estamos tan vacíos de contenido deportivo, que las noticias utilizan sus espacios con conjeturas o supuestos sobre determinados jugadores o técnicos que no son más que invenciones relleno sin valor alguno. El caso de los goles tampoco escapa a esta información photoshopeada y relleno. Cuantas veces no hemos visto goles de compatriotas en alguna liga asiática o africana que fueron grabados con celular y están llenos de pixeles. Si eso no es raspar la olla, es difícil saber qué.
Este fenómeno de noticias artificiales no ha pasado desapercibido por un buen número de personas. Cada vez es más común leer en los comentarios al final de una nota informativa frases como “dejen de inventar noticias” “parecen de farándula” o “que noticia más relevante (en tono irónico)”. La frivolidad y lo superfluo no es cualidad exclusiva de los medios de espectáculo, el fútbol tiene también mucho de arroz graneado. Hay que saber discernir y distinguir entre noticias con asidero y la chaya. Y dejarse de creer que Vidal es el rey en Múnich, que Sánchez va a pelear por ser goleador en Inglaterra o que Bravo es el preferido en Barcelona.