En Blanco y Negro le “hicieron la cama” a José Luis Sierra. Las razones: no pagarle un indemnización, quitarse las responsabilidades que tiene un despido o quizás que otras oscuras intenciones. El asunto es que en la concesionaria alba generaron condiciones de trabajo tan deplorables para el cuerpo técnico: conversando a sus espaldas (con Guede), manteniendo una distante relación, trayendo refuerzos de mala calidad, fichando jugadores sin su consentimiento, tomando decisiones contra su voluntad (salida de Martín Tonso), que terminaron por hacer imposible la continuidad del “coto”. Caso similar a lo que ocurrió esta semana en Argentina. La AFA o lo que queda de esa asociación obligó con su mala gestión a que Gerardo Martino presentase su renuncia. Y caso parecido al de Sebastián Beccacece, entrenador al cual le “quitaron el piso” en Azul Azul, pero a diferencia del “coto” y el “tata” se mantuvo en el cargo pese a todo. Muchas veces los técnicos hacen “méritos” para que los presionen a irse, no obstante es una pésima señal para cualquier institución la salida intempestiva de un cuerpo técnico, como le sucedió a Sierra y compañía a pocos días de empezar la competencia formal.
Aníbal Mosa reaccionó sorprendido tras la renuncia de José Luis Sierra, pero el presidente de Colo Colo no engaña a nadie. Hasta su mismo lateral, Jean Beausejour, salió a desenmascararlo “me parece más una renuncia inducida por la dirigencia de Aníbal Mosa. Yo hubiese hecho lo mismo en las condiciones que él (Sierra) estaba”. Ahora Blanco y Negro puede defenderse diciendo que los conflictos del “coto” con Humberto Suazo y Julio Barroso debilitaron mucho su relación con el plantel y por ende así hipotecó su estadía en Colo Colo, sin embargo la sociedad anónima que administra al cacique no puede ocultar que desde que asumieron: aún no pasan a segunda fase de un torneo continental; de los 15 técnicos que han traído solo Claudio Borghi ha superado los dos años de trabajo; varios de estos DTs se han ido en situaciones irregulares; los refuerzos -con pocas excepciones- han sido mediocres. Recordemos que en mayo del 2015, Héctor Tapia se iba de Colo Colo por un argumento conocido en Macul “No estaban las condiciones para seguir”. En esa oportunidad Aníbal Mosa expresaba su desconcierto ante la dimisión de Tapia, al igual que ahora lo hace con Sierra “Yo nunca pensé que podría pasar algo como esto. Es un balde de agua fría para mí”.
Solicitan examen psicológico para ser auxiliar de aseo, pero cualquier loco llega con billetes y se convierte en amo y señor del club deportivo más grande de Chile. Empresarios badulaques como Aníbal Mosa son los que terminan utilizando sus adquisiciones en forma de juguete más que con la seriedad que merece. Una vez que se apoderó de Colo Colo, el timonel albo no ha hecho otra cosa que exhibir un personalismo exacerbado y muchas veces una conducta autoritaria con la que hace y deshace y pasa a arrogarse participación en todas las áreas de decisión. En esta nueva etapa quiso dárselas de director deportivo, trayendo sin consenso previo a jugadores como Michael Ríos, cuestión que molesto hasta a sus mismos compañeros de directorio.
El sábado, el cacique debuta en Copa Chile con DT interino, mientras en Blanco y Negro le buscan sucesor al “coto”. Lo absurdo es que el próximo entrenador iniciará sus funciones con las copas en desarrollo y con refuerzos que él no pidió. Si fracasa, ya tiene una excusa. Al parecer -a menos que ocurra algo inesperado- Colo Colo tendrá que esperar una temporada más para hacerse ilusiones.