…el primer club en ganar uno de estos campeonatos fue Magallanes en 1935 y el último campeón de torneos largos fue Wanderers el año 2001 bajo la dirección técnica del “Peineta” Garcés…
Si me preguntan qué sistema de torneo prefiero, yo digo que el torneo largo, ese antiguo, el de dos ruedas, todos contra todos, con liguillas…, ese mismo. Siempre me gustó más, principalmente por el sabor que tiene el triunfo al final de un extenuante camino, en general en la vida las cosas que más cuestan son las que más se disfrutan y ese sistema tenía los ingredientes que daban una emoción tremenda al hincha y una enorme satisfacción a los jugadores y cuerpos técnicos que habían planificado y trabajado todo un año o más para lograr un objetivo a final de temporada.
Además estaba condimentado por la Copa Chile (creada en 1958), que tenía un atractivo y un peso mayor al que tiene ahora, tan mirada en menos por estos días, tratando casi a la fuerza de sobrevivir y motivar a participantes y aficionados de los clubes profesionales de primera A y primera B. Recuerdo un tiempo en que existía la “bonificación” que premiaba al equipo que ganaba por 4 o más goles, en ese caso obtenía tres puntos y no dos que era el puntaje conseguido por el ganador normalmente en esa época y los empates sin goles se castigaban sin puntaje, es decir, existía un incentivo para aquellos cuadros que se atrevieran a ser ofensivos y marcar más, lo que muchas veces permitía tener partidos más abiertos y entretenidos.
Volviendo a la liga principal, el primer club en ganar uno de estos campeonatos fue Magallanes en 1935 y el último campeón de torneos largos fue Wanderers el año 2001 bajo la dirección técnica del “Peineta” Garcés, en un Estadio Nacional repleto de porteños quienes vieron a su equipo dar la vuelta ganándole por 4 a 2 a Audax Italiano. Luego vinieron torneos cortos con play offs, (hubo antes uno en 1997 sin play offs) que si bien tienen bastante emoción sobretodo en la etapa final, no terminan de convencerme o más que eso no me gusta ver campeones tan seguido como pasa en el fútbol trasandino por ejemplo. Insisto, creo que tiene más gracia ser campeón después de un año a serlo tras seis meses, además en los torneos largos las 2 ruedas permite tomarse revancha a quienes perdieron en la primera, lo que no pasa en los cortos porque muchas veces los equipos no son los mismos, a mitad de año o a final del torneo corto hay muchos jugadores que emigran a otro clubes.
No nos olvidemos tampoco de las liguillas, tanto arriba como en la parte de abajo de la tabla. La opción de ir a Copa Libertadores (en la parte alta) era una buena motivación y un buen consuelo para aquellos equipos que no habían logrado llegar a la cima en el total de las fechas, se disputaban en jornadas dobles (¡que buenas eran!), llenas de ambiente, con el estadio hasta las banderas. Y la promoción, como siempre, era una suerte de palpitaciones a mil y sufrimiento de quien se aferra con desesperación con tal de no caer al abismo (era por lo menos un año en segunda).
Y para finalizar, cómo no mencionar los clásicos, esos decorados, esos con parafernalia, con mascotas corporativas, porristas, etc. en una época donde la gente iba a la cancha sin el temor de hoy en día, donde la entrada se compraba en una boletería antes de entrar a los recintos, donde la fiesta era total, antes, durante y después del espectáculo, esos donde las barras hacían temblar el coliseo, en fin, el tema “clásicos” da para otra columna completa.
Por ahora me quedo con todas las imágenes de esos campeonatos memorables donde el triunfador era el que hacía mejor las cosas durante toda la temporada, a veces con una mayor distancia respecto a los demás equipos, otras veces peleando hasta el último partido para ganar en ocasiones por fallo fotográfico. Tal vez los podamos tener de vuelta algún día, por qué no, algún día.